Cual fugaces dioses del ruidoso viento
Centauros victoriosos, gloriosos caballeros,
en caballos brillosos de cuerpos en aceros,
de regia estampa y dorzo corpulento
al duro camino inflingen movimiento
dejando a su paso sus más íntimos sueños
y el fragor de la lucha de seguir siendo los dueños
de su destino mágico de un futuro incierto
pasando por campiñas y también por el desierto
para llegar al fin al edén de sus ensueños.
Moteros que en loco y brioso desenfreno
en su viajar apresurado corriendo siempre están
hacia su destino rodando libres van
en sus caballos con ruidoso y fuerte trueno
nunca su andar tornará suave y sereno
huyendo raudos de la oscura y negra muerte
y si le alcanzara por aciaga así su suerte
en último viraje sería tu gran regate
pidiéndole a Dios que tu alma la rescate
y rodando en el cielo mi recuerdo pueda verte.
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