lunes, 9 de mayo de 2016

LOS PAJAROS AZULES

LOS PÁJAROS AZULES



La miel y la savia contenida en el adusto árbol podía olerse, mientras, erguía orgullosamente sus ramas floridas a un cielo otoñal. El profundo paisaje pintarrajeado de muchos colores, como pincelazos erráticos de una mano majestuosa, quizás hurgando por tonos indescifrables en el espectro iridiscente de las pomposas nubes.
Atravesaban esta clámide natural e infinita, los pájaros azules y brillantes, trazando líneas imaginarias,  dejando estelas con sus vuelos vertiginosos; rompiendo con sus lanceados cuerpos el vaporoso ambiente  de la tarde, irrumpiendo repetidamente en mi abstracción  vagabunda.
No fue suficiente la belleza del entorno como para adornar tu recuerdo, y orgulloso supe, que tus encantos apocaban la terneza de la más sublime de las flores!
El amor, Oh! el amor, sentimiento hermoso que te lleva tibiamente al gozo y al dolor. Se puede vivir del amor, y hasta morir por uno. Solo los pájaros azules, con sus gráciles vuelos, distraen mi atención, así como las penas que me embargan, o tal vez como las dichas que ensalzan tu recuerdo febril.
Quiera Dios que mi alma retoce en tu regazo de mujer madura, quiera Dios que los pájaros azules vuelvan a sus nidos, y todo en una quieta paz continúe silente y armonioso, como la vida misma.
¡Vivir sin amar, es como amar sin vivir!