lunes, 12 de octubre de 2020

SILFIDE SUSURRADORA

Por qué me abandonas? ¡Oh! Musa pasajera.

A veces me abrazas, dulce, con tu caricia lisonjera,

y te estacías, lironda, en mi mullida cabecera.

No me visitas, en instantes, en que mi alma desespera

con mi pensamiento mustio, por los años de tu espera.

No soy el joven que tu corazón premiar quisiera,

pero en mi se alberga un alma que por amor prospera

y si por tenerte, arrodillarme ante ti y rogar debiera

estaría dispuesto, aunque, de esperar muriera.

Cada vez que escribo, parece, que se  abriera,

un universo de frases, escritas, en su esfera

y ruego, desesperado, que tu inspiración nunca se fuera

porque hacen de Mi, en mi humildad, lumbrera!

 Y cuando  llegue silenciosa, a mi, la hora postrera

quiero que me visites, a mi lecho, tierna y retrechera

a inspirarme un epitafio, expresión que sea sincera 

para que al leerlo la persona, que así lo quisiera

lleve en su alma, para siempre, lo que en mi vida fuera

derroche de cariño para el que  sin interés me quisiera

y  anatema predictivo para quien en mi viera

enemigo cauteloso de intenciones traicioneras

que yerto y frío en la fosa en su humana calavera

llevará eternamente los amores por los que viviera.