Me dicen
que soy el porro,
Que paseo
por la sabana
Y con la
brisa temprana
En los
bosques vivo y corro.
La tristeza
a todos borro
Y a los
rostros ilumino
Cuando
sueno en el camino
También en
la corraleja
Que de mí
el dolor aleja
Y hasta las
abarcas animo.
Al sonar de
la trompeta
Con
bombardino y cencerro
A la cadera
me aferro
Y
estremezco la baqueta,
Que
regolpea bien coqueta
Sobre el
cuero bien curtido
Adornando
con sonido
El fandango
que festeja
Y que lanza
en una queja
Un
guapirreo bien sentido
El compadre
bombardino
Que se
adorna con sus sones
Y que luce
sus festones
Siguiendo
con mucho tino
El cantar
del campesino
Que entona
con emoción
Cantares
del corazón
Y de su
cultura preciosa
Adornando
con su prosa
El volar de
un pollerón.
El olor a
hierba trillada
por las
parejas bailando
que su
huella van dejando
sobre la
paja pisada
que arroja
una bocanada
que huele a
naturaleza
y a sabia
de dulce maleza
perfumando
así la noche
con su
mágico derroche
de
folclórica belleza.
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